jueves, 22 de enero de 2015

Con los tapones de punta ¿Quién mató a Nisman?

El fiscal designado por Néstor Kirchner para investigar el atentado más sangriento de la historia argentina, apareció muerto en su departamento particular en Puerto Madero cuatro días después de denunciar a la mismísima Presidenta de la Nación de negociar impunidad con el gobierno iraní. A partir de ese dato concreto se han elaborado miles de conjeturas e hipótesis. De la teoría del suicidio al fantasma de Jaime Stiuso.
Desde que Alberto Nisman presentó una voluminosa denuncia contra la Presidenta de la Nación y sus allegados, el diputado preferido de La Cámpora, el canciller Héctor Timerman, los dirigentes sociales Luis D´elia y Fernando Esteche, de negociar impunidad con Irán por la causa AMIA, pasó de todo. Una semana antes, tras la presentación del fiscal elegido y sostenido por el kirchnerismo, durante diez años, los medios oficialistas habían quedado descolocados. El gobierno estaba sorprendido como cuando Jorge Bergoglio se transformó en Francisco. Horas después de la denuncia, la agencia de noticias estatal, Telam, publicó una noticia rimbombante: la desmentida de Aníbal Fernández. El resto de los medios afines al gobierno siguieron esa línea. Más tarde comenzó la carrera por destruir al ex fiscal preferido de Néstor y Cristina Kirchner. 

A la noche Nisman explicó en TN su denuncia dejando varias señales de lo que podía pasar con la investigación y con su propia vida. “Hizo todo bien” explicó Laura Muñoz, ex mujer de Alejandro Vandenbroele a Perfil.com. “Habló de su hija de 15 años, de que la investigación le podía costar la vida, hizo referencia a los servicios de inteligencia y de todo el material que poseía” explica la mujer que sufrió aprietes y amenazas vinculados con personas, como su ex pareja, que trabajó para el vicepresidente Amado Boudou. Muñoz cree, visto lo sucedido con Nisman, que "si me hubiesen querido limpiar, lo hubiesen hecho pero sólo me querían asustar". Pero Alberto Nisman apareció muerto 4 días después de esa histórica entrevista con Edgardo Alfano en TN. El fiscal advirtió, ante las pantallas de televisión, que podía salir muerto tras esa denuncia contra Cristina Fernández de Kirchner. Y así fue. Al pasar los días, el gobierno nacional, máximo interesado en que se esclarezca el trágico hecho, ha hecho lo imposible por embarrar la cancha. ¿Por qué?
El impopular suicidio.
A pesar de las rápidas y extensas interpretaciones de Víctor Hugo Morales, nadie cree en la teoría del suicidio de Nisman, horas antes, de lo que habría sido su tarde estelar en el Congreso de la Nación. Extrañamente, el domingo por la noche, periodistas como Rolando Graña, Roberto Navarro y Gerardo Fernández informaron que Nisman nunca llegaría a esa cita. Nadie pide que un periodista revele sus fuentes pero sus sugerencias resultan llamativas. Seguramente la justicia independiente indagará sobre el tema. Tras el escarmiento público del aparato de comunicación oficial, Sergio Berni publicó un comunicado en el que parecía cerrar el caso: Suicidio. Las horas pasaron, miles de argentinos se movilizaron contra el gobierno nacional en las calles, las redes sociales explotaron y el kirchnerismo fue virando su discurso hacia un suicidio inducido por “fuerzas mafiosas” que iban desde las tapas del diario Clarín al fantasmagórico Jaime Stiuso. 

O sea, el aparato oficial quiso convertir a Nisman en Kurt Cobain, el rockero solitario y depresivo que se quitó la vida en el mejor momento de su carrera artística, para transformarlo en títere manejado por el rey de los espías que le tiraba un muerto al gobierno para destruirlo. Mientras tanto, la Presidenta publicaba una extensa carta en Facebook ninguneando a Nisman y a su familia, monopolizando el dolor (una vez más como en la tragedia de Once y las inundaciones en La Plata) y teorizando sobre las deudas de la democracia. Para Cristina, los logros son del kirchnerismo pero las deudas de la democracia, un ente que somos todos y nadie.
Los dichos de Berni 

El secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, no supo explicar qué hacía en el lugar del crimen confirmando que no es inocente en esta historia. ¿Para qué mintió sobre el conocimiento que él tenía antes de llegar al departamento del fiscal y sobre sus charlas con la madre de la víctima? ¿Por qué dijo que nadie había ingresado al baño y ridiculizó a la fiscal, Viviana Fein, de que no se había constatado si Nisman estaba o no muerto? O mintió porque está ocultando los reales motivos de su presencia en el lugar o está encubriendo a algo o alguien. Increíblemente, aún Berni no será llamado a declarar por la justicia.
Stiuso, el temido Frankenstein del kirchnerismo
En el film, basado en hechos reales, “La vida de los otros”, los servicios de inteligencia de la Alemania Oriental, la Stasi, son capaces de entrar y salir de las viviendas particulares de los espiados sin dejar rastro alguno. En el mundo entero, un testigo que compromete al poder puede morir antes de declarar ante la justicia. Ejemplos sobran. En todo caso, los custodios están para evitar que eso suceda. Si el gobierno sabía, como se infiere de la carta de CFK, que hay sectores mafiosos capaces de “suicidar” a un fiscal, ¿por qué no se pudo evitar? ¿Cómo sabían los diputados Larroque y Julián Domínguez que Nisman volvió apresurado de Europa dejando a su hija de 15 años dos horas abandonada en un aeropuerto internacional? O mienten o están recibiendo información de aquellos agentes que estaban vigilando los movimientos de Nisman.

¿Nisman regresó de sus vacaciones en Europa porque temía por su futuro laboral o por su vida? Es posible suponer que, en un país en el que hasta un niño sabe que se realizan escuchar telefónicas de forma ilegal, Nisman tenía sus teléfonos pinchados y movió el alfil antes que sus flamantes enemigos. Los descolocó. Dio a entender que tenía mucha información y no sólo del caso AMIA. 
Como la teoría del suicidio no “prendió” en la opinión pública, incluso entre sus fanáticos, se demonizó a Stiuso como si fuese Héctor Magnetto. Ambos serían una especie de Pinky y Cerebro capaces de idear planes macabros para conquistar al mundo y, más aún, destituir a la Presidenta de la Nación. Es que la teoría del suicidio tenía un problema para el discurso oficial: ¿Cómo nos victimizamos si el tipo acabó con su vida? El chivo expiatorio era Stiuso que, a esta altura, no sabemos dónde está, qué hizo en las últimas horas ni mucho menos en los últimos diez años. Sus enigmáticas respuestas a la Revista Noticias lo eyectó de su cargo en la Secretaría de Inteligencia o eso nos hicieron creer. 

En noviembre del 2014, entrevisté a la periodista belga, Teresa Dussart, que vive en nuestro país desde hace años y ha investigado el atentado a la AMIA con profundidad. Antes del escándalo me decía: “Nisman es Stiuso. Todos los implicados en la AMIA siguieron actuando, son parte del crimen de ayer y de hoy. Lo que no fue juzgado en 1994 puede volver a matar. Tras el divorcio de Stiuso con el gobierno, en el 2012, luego de la muerte de Néstor Kirchner, todo es posible”, decía Dussart. Según la periodista, Cristina Kirchner no era inocente en esta historia pues había pasado de denunciar la pista local vinculada con la policía bonaerense a ir contra Irán, sin ponerse colorada. En los últimos tiempos, como es de público conocimiento, señalaba la inocencia del país islámico.
Los fanáticos del gobierno se alegraron con la muerte de Nisman. Alex Freyre no fue una excepción. Continuaron difamando al hombre que ya no puede responder. Si la bala que mató a Mariano Ferreyra se llevó a Néstor al más allá, Nisman terminó en las cloacas (como publicó el cantautor Ignacio Copani) por sus supuestos vínculos con Stiuso y por no poder sostener sus, aún más supuestas, mentiras. Mentiras que el gobierno no ha sabido desmentir.
La vida por Cristina

“No viste la cara de Larroque. Estaba pálido, cagado” me dijo un funcionario del Ministerio de Justicia de la Nación que conoce a los protagonistas de esta historia y que tampoco cree que Nisman se mató. “Lo usó Stiuso y después nos tiró el muerto para desligitimar a Cristina” sentencia convencido. Sin embargo, Laura Elías, consultada por Perfil.com, explica el rostro de Larroque, sus ojos vidriosos y las respuestas temerosas a TN de otra forma: “A mi casa venían a comer con José Ottavis –ex pareja de Elías e integrante de La Cámpora- Larroque y Roberto Perdía –ex número 2 de Montoneros-. No es joda. Estoy convencida que gente de este gobierno es capaz de cualquier cosa incluso de mandar a matar a un fiscal para marcar la cancha”.
Elías va más allá: “Un gato cuando está arrinconado y asustado, actúa, ataca. No mide consecuencias”. Según la ex de Ottavis, “el jueguito de los soldados y la política se les fue al carajo”. Por las amenazas que recibió en los últimos años, Elías contó con custodia personal durante meses. “Si me demoraba en el supermercado me enfermaban con llamadas y sino contestaba, rompían la puerta de mi casa”. Laura Muñoz coincide: “tenía la misma custodia que Nisman y les tenía que dar señales de que estaba viva cada dos horas, si no respondía, entraban en mi casa”. ¿Por qué la custodia del fiscalhizo la plancha durante varias horas? ¿Con quién se comunicaron exactamente entre la noche del sábado y la tarde del domingo? ¿Existió zona liberada? ¿Cómo es posible que ningún vecino escuchara el disparo mortal? ¿Podía ingresar el supuesto experto en Informática, Diego Lagomarsino, al departamento de Nisman con un arma de fuego? ¿Por qué la justicia no indagó a este hombre de 35 años que, según se ha difundido, trabajaba para Nisman? Según Muñoz, “una amiga podía visitarme y traer un revólver pero la custodia del fiscal hizo todo mal y los resultados lo demuestran”.
Elisa Ojeda, tía de Carlos Garbuio, uno de los 52 muertos el 22 de febrero del 2012 en la tragedia de Once, cree que “este gobierno es capaz de todo”. Su madre se entrevistó con la Presidenta de la Nación, pocas horas después de la muerte de su hijo Carlos. Cristina le mintió en la cara, la provocó e, incluso, justificó el deceso de Carlos “por viajar adelante”.
En estas horas, el cerrajero que actuó la noche del domingo pasado en la casa del fiscal Nisman, le dijo a la periodista Mercedes Ninci que la puerta de servicio estaba abierta cuando llegó al lugar del crimen. A esta altura, parte del gobierno nacional homenajea a la familia García Belsunce. Nadie puede creer que fueron ellos pero en vez de esclarecer el hecho, parecen empeñados en contradecirse sin cesar. Si la Presidenta cuenta con información reservada que afecta a Stiuso, ¿por qué no pide su captura internacional y sale a la cancha con los tapones de punta que Diana Conti dijo que se utilizarían contra el difundo fiscal ? 

Por Luis Gasulla
@luisgasulla
Perfil.com

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