Juan Pablo Varsky amaneció amargado. No es para menos. Le mintieron en la cara. Pero, en febrero del 2014, tras 11 años de kirchnerismo, ¿alguien puede ser tan inocente de creer en los códigos de nuestros gobernantes? Si el lector de Tribuna tuviese que aceptar un cheque de Al Capone o de Amado Boudou, ¿con cuál se quedaría?
La bomba de humo del fútbol sirvió para desviar la atención. El gobierno no retrocede jamás. Cristina maneja el país con un par de llamadas telefónicas. La Cámpora se ríe de todo y Tinelli se estrelló contra la pared. Capitanich sigue quedando como un pancho y los periodistas militantes, volverán a relatar, más orgullosos y fanatizados que nunca: Los salvó su Presidenta y Hebe. ¿Qué pasó pibe? le pregunté a Apo. La respuesta está a la vista. Ahora bien, ¿será que la próxima bomba de distracción será hacer como que a Boudou le soltaron la mano?
Por suerte para Víctor Hugo, esta vez, el sapo no se lo tuvo que tragar. Se comió uno más grande y con gusto hace tiempo
Por Luis Gasulla
@luisgasulla
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